Ciberfeminismo y censura es un interesante artículo publicado por Pikara magazine y escrito por Irene Redondo de Feministas Ácidas.
Irene Redondo, autora de Feministas Ácidas, reflexiona sobre el problema de depender de plataformas hostiles como Facebook para lograr una difusión masiva.
“El ciberactivismo tiene el problema de que juegas en casa del amo, con las herramientas del amo y las normas del amo”. Frase para reflexionar y para buscar soluciones… A ver quién las encuentra. Como idce Nuria Varela.
Ciberfeminismo y censura
Irene Redondo, autora de Feministas Ácidas, reflexiona sobre el problema de depender de plataformas hostiles como Facebook para lograr una difusión masiva
Pikara Magazine 09/05/201
Pikara Magazine 09/05/201
El ciberactivismo tiene el problema de que juegas en casa del amo, con las herramientas del amo y las normas del amo. Esto no es nuevo.
Cuando las activistas necesitamos coordinarnos o almacenar información, son útiles plataformas y redes seguras (o por lo menos hechas desde el pueblo y no desde el poder) como N-1, pero a la hora de la difusión, de querer crear redes entre personas ajenas al activismo o utilizar la inteligencia colectiva para recopilar información o documentar casos, nuestras redes nos las comemos con patatas y tenemos que mudarnos a las redes sociales mainstream.
Facebook y Twitter son las redes más utilizadas, pero también son las que más asedian con su voraz censura. Lo que decía antes: con las herramientas del amo no desmontaremos la casa del amo. Así que hay que armarse de paciencia, de amor a lo que hacemos y resistir.
Facebook me ha eliminado fotos que retratan perfectamente el sistema censor en el que vivimos, y además lo hace con mucho humor:
Eliminó la foto de un cervix, sí, del interior de una vagina, alegando “incitación a la pornografía”; también borró la fotografía de un falso pezón por directamente “ser pornografía”; y eliminó la imagen de cuatro señoras enseñando su culo delante del cuadro de Rubens Las tres gracias en el que otras tres señoras enseñan su culo al óleo, esta vez por “exhibicionismo”.
Otras fotografías que han eliminado son señoras con estrías: dos veces, y esta vez sin explicación alguna, supongo que por falta de imaginación; y en Semana Santa la crucifixión de una mujer que enseñaba los pezones. A la plantilla de Zuckerberg se le debieron pasar los miles de Cristos que decoraban Facebook por esas fechas en el resto de cuentas. En fin.
Todas estas eliminaciones conllevan sanciones como usuaria, es decir, puedes quedarte horas, días, semanas o meses sin poder hacer uso de tu cuenta, y cuando administras una página feminista de contenidos diarios esto se hace insufrible. Hasta ahora recomendaba como medida de seguridad que una misma página se administre con varias cuentas, ya que las sanciones iban para la cuenta desde la que se publicaba, pero ahora parece ser que la inhabilitación va para todas las cuentas que están como administradoras. Pero ya le volveremos a encontrar la trampa…
El miedo, y con lo que hay que tener precaución, es no caer en cierta autocensura, pues el ver que te eliminan contenidos y horas de trabajo llega a desesperar. Alguna vez me he descubierto moderando ciertos contenidos, ciertas palabras o no subiendo alguna imagen porque ya sabía que podía ser borrada, pero este es el precio que hay que pagar si creemos en un ciberfeminismo viral. Respiro, me relajo, recuerdo el amor a lo que hago y subo el coño más esplendoroso y sangriento que encuentre.
Porque al final la forma de llegar a más personas y seducir mentes que aún no están despiertas pasa por ir a buscarlas a lugares inhóspitos y no quedarse gritando en nuestro rinconcito seguro de N-1.
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